Ayacucho tiene una enfermedad mortal. No es el COVID. Es la anemia infantil.
Mientras los políticos se llenan los bolsillos, los niños de Ayacucho se mueren de hambre. 1 de cada 2 niños sufre de anemia infantil. Si no actuamos rápido, tendremos un 50% de niños mutilados intelectualmente, con problemas de salud para toda su vida. ¿Y qué hacen los políticos? Lo de siempre: discursos llenos de mentiras; programas que no funcionan, como Qali Warma; y mirar para otro lado.
Mientras Ayacucho sufre, los políticos roban. Sólo a inicios de enero de este 2022 se registraron casi 1.000 casos de corrupción de funcionarios públicos en Ayacucho. Acá hacer política es sinónimo de malas prácticas con el manejo de dineros del Estado.
¿Cuál es la razón para no enfrentar las verdaderas urgencias que existen en el país? Simplemente no nos quieren ver. No nos toman en cuenta y nos han convertido en invisibles. Los ayacuchanos tenemos que enfrentar la corrupción cómo sea, de lo contrario los niños desnutridos seguirán aumentando.