Pensemos a largo plazo. Si vencemos a la anemia, podemos llegar a ganar un Mundial. Si tenemos jóvenes fuertes, bien alimentados podemos tener un futuro gigante en el fútbol.
En primer lugar, los planes para el combate de la anemia deben funcionar, no podemos vivir con la mitad de nuestros niños enfermos, si ellos son el futuro de Ayacucho y del Perú. Para tener un futuro del que sintamos orgullo, debemos partir por nuestros pequeños campeones. Es la base de un buen deportista en el futuro.
Además, necesitamos formar profesores y entrenadores, que los dirigentes no sean ladrones y velen por el futuro de nuestros deportistas. Debemos construir estadios y gimnasios. El fútbol también combate la pobreza y la drogadicción. Pero necesitamos que los recursos lleguen a sus fines, no que se los robe el político corrupto de turno. Para eso debemos elegir bien nosotros.
Podemos formar una generación que nos llene de orgullo y que pelee por un mundial, pero debemos soñar en grande. Buena alimentación y que no se roben la plata. No le demos la espalda a nuestro futuro.