Mientras los políticos discuten en la capital, la población ayacuchana sufre las consecuencias. La falta de acción y soluciones efectivas está afectando gravemente la salud de la población, especialmente en los niños.
La anemia infantil es una crisis silenciosa pero real, que está cobrando la vida de muchos pequeños en la región. Es inaceptable que la salud de los niños continúe siendo un tema secundario mientras los políticos se pierden en debates inútiles, como en pelear si se escriben o no una nueva constitución a la medida de sus necesidades. Mientras deciden si serán más o menos corruptos, los niños mueren de hambre.
Es hora de tomar medidas concretas para abordar la anemia infantil y garantizar que los niños en Ayacucho tengan acceso a una alimentación adecuada y una vida saludable.
El adelanto de elecciones puede esperar, pero la atención a la anemia infantil no puede esperar un solo minuto más. La vida de los niños es demasiado valiosa como para esperar a que los políticos encuentren un acuerdo.