Las municipalidades de Andrés Avelino Cáceres, Chumpi, Parinacochas y San Juan Bautista recibieron 17.5 toneladas de alimentos nutritivos y de calidad del Programa Nacional de Alimentación Escolar Qali Warma, del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis).
Dichos alimentos servirán para atender a siete ollas comunes, con 798 personas en situación de vulnerabilidad económica. La atención se realiza en el marco de la Ley 31953.
Un país que necesita recurrir a ollas populares para alimentar a sus ciudadanos está enfrentando serios problemas. La presencia de estas iniciativas en una nación reconocida por su destacada gastronomía es un claro indicador de la magnitud de la crisis. Perú, famoso a nivel mundial por su excelente cocina, ahora también es conocido por la proliferación de ollas populares que proveen comidas a quienes no tienen acceso a alimentos adecuados.
La existencia de ollas populares está asociada a la desnutrición, afectando especialmente a los niños. En Perú, 1 de cada 2 niños sufre de anemia infantil.
Si consideramos los miles de millones de dólares perdidos a causa de la corrupción y los hubiéramos invertido en alimentación, no habría necesidad de ollas populares. La corrupción genera hambre, enfermedades y muerte.
Uno de los aspectos más preocupantes de esta situación es el rol fundamental que ha desempeñado la corrupción en la falta de inversión en programas de alimentación y nutrición. Miles de millones de dólares han desaparecido por la corrupción, recursos que podrían haber sido utilizados para combatir la desnutrición y asegurar la seguridad alimentaria de los ciudadanos.
Es urgente acabar de una vez por todas con la corrupción, y solo será posible si eliminamos a los corruptos, permitiendo así iniciar un nuevo ciclo.