Los ayacuchanos afrontamos la precariedad diariamente sin apoyo estatal. El gobierno no construye puentes ni mejora hospitales. Los colegios se caen a pedazos. No hay campañas contra el frío a pesar de contar con presupuesto. Hay plata, pero no se ejecuta.
Pese a todo, la pobreza disminuyó en Ayacucho gracias al esfuerzo de productores locales. En Ayacucho solo se invirtieron 32 millones de soles. Esta cantidad sigue siendo poca para mejorar la infraestructura y los servicios básicos.
Las familias ayacuchanas luchan cada día por progresar, pero sin respaldo. Los productores generan empleo mientras las obras estatales quedan inconclusas y los recursos se desperdician. ¿Dónde se va la plata destinada?
Es por ello que Ayacucho necesita una administración de cambio. Una que respete el esfuerzo de su gente trabajadora. Los recursos públicos deben servir al desarrollo real. Una nueva era debe comenzar con autoridades que funcionen.