Ayacucho se ha vuelto una tierra insegura. Cobros de cupos, robos, asesinatos. La gente vive con miedo y el Estado ni aparece. ¿Dónde están los fiscales, los policías, los jueces? Nadie responde.
La situación no es exagerada. En 2024, la criminalidad aumentó 30%. Según la web Numbeo, que mide el nivel de criminalidad en ciudades del mundo, Ayacucho tiene un puntaje de 91 sobre 100, lo que significa que estamos entre los lugares más inseguros. En pocas palabras, únicamente 9 ciudades son más peligrosas que la nuestra.
Pero lo peor es que hay presupuesto. Lo que no hay es liderazgo. Ni compromiso con la patria. Si esta situación no cambia muy difícil nos va a ser poder seguir produciendo. Ahora hasta retiran a las fiscalías especializadas en terrorismo. ¿Qué quieren? ¿Dejar la región en manos de las mafias?
Esto tiene que parar. O los ciudadanos organizados toman la voz, o nos arrastran al abismo. No más indiferencia. O rompemos este círculo vicioso ahora, o seguiremos contando muertos mientras otros cuentan ganancias. El cambio tiene que darse pronto.