Mientras los políticos siguen prometiendo cambios desde Lima, las mujeres de Ayacucho son quienes mantienen viva la economía regional. Ellas son las que lideran el 42% de las MYPES del país, pero solo el 17% llega a formalizarse.
La mayoría de los emprendimientos cierra antes de cumplir tres años, ahogados por la falta de apoyo, de crédito y de mercado.
Estas cifras no son simples estadísticas, son el retrato del abandono del Estado en todo el país. Miles de mujeres trabajan sin condiciones, sin ferias, sin acceso a financiamiento, sosteniendo a sus familias con esfuerzo y dignidad.
“Necesitamos espacios donde vender y visibilizar lo que producimos; sin eso, el emprendimiento no sobrevive”, dijo Karina Medina, presidenta de la Red de Mujeres Emprendedoras de Ayacucho.
El Perú productivo no está en los ministerios ni en los discursos de campaña.
Está en cada mujer que amasa pan al amanecer, en cada taller de artesanía y en cada negocio pequeño que resiste sin ayuda.
Mientras tanto, la vieja política sigue más preocupada por repartir cargos públicos que por el trabajo real de los peruanos. Por eso, el Cambio de Ciclo se vuelve urgente.
Porque si seguimos con los mismos corruptos de siempre – los que hablan de progreso, pero viven del Estado – serán otra vez las mujeres, los emprendedores y los trabajadores honestos quienes carguen el peso del país.