No queremos saber nada de los políticos. Esa es nuestra realidad. Nos preocupa la delincuencia, la anemia, el acceso a la salud o a la justicia. Si rechazamos a todos los referentes políticos, ¿por qué buscaríamos a uno que viene saliendo de la cárcel?
Antauro Humala no viene más que a engrosar la lista de delincuentes, corruptos y procesados que han demolido al Perú por 30 años: Es una cara más de nuestros contrincantes, los políticos que queremos jubilar. Y como Keiko, Vizcarra, López Aliaga o Urresti, que preparan sus garras para hacerse con el poder se ubica este exconvicto. En el casillero de otro líder juzgado y condenado.
Hay grupos asustados con su liberación, pero en vez de entrar en pánico, debiesen demostrar, alzando la voz, quién es Antauro. Un exconvicto, otro inhabilitado más para liderar al Perú.
Los ciudadanos están preocupados de trabajar, de llevar comida a sus casas, que poder vivir en paz, lejos de la delincuencia. No tenemos tiempo para más delincuentes. No es digno apoyarlo.