“Es sorprendente lo fácil que resulta para los estudiantes acceder a sustancias altamente perjudiciales y adictivas, como la pasta básica de cocaína y la marihuana, las cuales se venden dentro de sus propias escuelas por tan solo 30 centavos o un sol”, según una fuente confidencial.
Los estudiantes piden ser escuchados por las autoridades, porque muchas veces cuando se reúnen con las autoridades en cualquier actividad, generalmente, solo los escuchan, pero no elaboran políticas públicas a favor de la niñez y la adolescencia, haciendo solo resaltar el abandono en que se encuentran nuestros jóvenes respecto a las políticas públicas.
Los políticos han transformado a los jóvenes en verdaderos invisibles, que sufren día a día y que no tienen respuestas. Hoy no es solo la anemia, sino que también el tráfico de drogas. A este ritmo estamos hipotecando nuestro futuro, pues estamos creando una generación mutilada intelectualmente. Es preocupante.