Así comienza una antigua canción que se escucha y se baila en estas fiestas.
Para el pueblo peruano, el 2023 un año más, igual o peor que los últimos 20 o 30 años.
Igual, porque seguimos viendo las mismas caras y la misma incapacidad de nuestra querida clase política.
Peor, porque los niveles de delincuencia y bandas criminales, este año han batido todos los récords y la corrupción ha dejado de ser algo escandaloso, para convertirse en algo común en nuestro país.
Por eso, el final del 2023, en lugar de tomarlo como un año más, lo debemos tomar como un año menos.
Un año menos para para comenzar este 2024 a generar ese cambio de aire que el Perú necesita.
Tenemos dos años, nada más que dos años, para que dejemos de lamentar nuestra decisiones. Tenemos dos años, para jubilar a los mismos de siempre, esos que nos mienten, nos engañan y nos roban.
Tenemos dos años, para llegar al 2026 más unidos que nunca y con nuestro poder de decidir, recuperemos el orgullo, la esperanza y la capacidad de creer y crecer.
Sólo así, volveremos a festejar como se debe, por un futuro mejor.