Un temblor de 6 grados dejó a decenas de familias damnificadas en Ayacucho. Pero el Estado volvió a fallar. No hay ayuda, no hay presencia, no hay autoridad. Solo excusas y papeles.
En Puquio, Llauta, Otoca, Sancos, la gente duerme afuera. Sin techo, sin agua, sin atención. El alcalde dice que nadie del Gobierno Regional ha aparecido. ¿Y él? ¿Dónde estaba antes del desastre? ¿Dónde estaba cuando las escuelas se cayeron a pedazos?
Indeci dice que están coordinando. ¿Coordinando qué? ¿La inacción? La luz regresó, pero eso no basta. Sin escuelas, sin postas, sin comida, los ayacuchanos seguimos en en emergencia. Esto es responsabilidad de todas las líneas. Desde la presidencia hasta el alcalde de los distritos.
Los ayacuchanos no merecen este abandono. O el Estado da la cara de verdad, o el pueblo la tendrá que poner una vez más. Porque la paciencia se acabó. No se puede mejorar con los mismos de siempre en el poder.