lunes, octubre 6, 2025
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LA IZQUIERDA PONE LAS BALAS, NOSOTROS LAS VÍCTIMAS

En los últimos años hemos visto cómo el mapa político se tiñe de sangre. Candidatos, dirigentes y figuras públicas de la derecha han sido víctimas de atentados, asesinatos y amenazas que no son hechos aislados, sino parte de una práctica sistemática. La pregunta cae sola. ¿Quién está detrás de estos crímenes?

El comunismo internacional tiene la respuesta escrita en su historia. ¿Acaso hemos visto a algún líder de izquierda asesinado? No. Las balas siempre apuntan al mismo lado, contra quienes defienden la libertad, el orden y la propiedad. Ideas que para la izquierda extrema son enemigos a destruir.

Los ejemplos están ahí. Casos como el de Charlie Kirk y Donald Trump, en Estados Unidos; Miguel Uribe, en Colombia; Fernando Villavicencio, en Ecuador; o Jair Bolsonaro, en Brasil; comprueban la tesis de que estos asesinatos y atentados son selectivos y se concentran en figuras de derecha, mientras no hay un patrón similar contra referentes de izquierda.

Y ahora nos toca preguntarnos con seriedad, ¿puede pasar lo mismo en el Perú? La respuesta es sí. Ya hemos visto cómo opera la izquierda radical, por un lado organizando violencia y por otro debilitando a las Fuerzas Armadas y de Orden, que son las únicas que enfrentaron cara a cara a los terroristas en nuestra guerra interna.

Por eso se oponen con tanta rabia a la ley de amnistía. Porque saben que esa ley reconoce el sacrificio de quienes defendieron al Perú cuando el terrorismo quiso destruirlo. Y porque quieren seguir golpeando a las instituciones que garantizan la seguridad nacional, mientras ellos avanzan con su agenda ideológica.

Hoy la realidad es clara. La violencia política en la región tiene un solo rostro, y ese rostro es rojo. El Perú no puede cerrar los ojos. Si no actuamos con decisión, lo que hoy parece lejano puede convertirse mañana en nuestra tragedia. Y cuando eso ocurra, será demasiado tarde para preguntarnos por qué no defendimos a tiempo a quienes nos defienden.

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