viernes, noviembre 21, 2025
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JUEGOS BOLIVARIANOS 2025: LA MISMA CORRUPCIÓN, EL MISMO FRACASO

El Perú está harto, y Ayacucho es la prueba más dolorosa de por qué. El Gobernador Wilfredo Oscorima prometió el Estadio Cuna de la Libertad Americana para los Juegos Bolivarianos 2025. Hoy, a días del evento, la promesa es una burla. La obra, que cuesta una millonada (S/ 422.6 millones), está solo al 22% de avance y no servirá para ni una sola competencia.

¡Y el caos va más allá de la obra! El ridículo es internacional, ya que el mismo Instituto Peruano del Deporte (IPD) de la región ha confirmado que aún no se han reservado el hospedaje ni la alimentación, y falta toda la logística para las diferentes delegaciones que deben llegar a Ayacucho. No hay capacidad para construir un estadio ni para organizar un desayuno.

Este es el patrón de la corrupción y la incapacidad que se repite cada vez que elegimos a las mismas caras. El gobernador Oscorima, con su soberbia intacta, pidió «confiar en su líder» y que él traería el dinero necesario para inaugurar el coloso en 2025. ¡Mentira! Lo único que trajo fue un escándalo.

La Contraloría destapó pagos irregulares por más de S/92 millones que debieron ir a un fondo seguro (fideicomiso) pero terminaron en la cuenta privada del contratista. La obra inició costando S/141 millones y hoy va por más de S/422 millones. ¡Un aumento de casi el 200% para una obra que no está lista! Es el manual perfecto de cómo se inflan los presupuestos en el Perú.

Además, el informe muestra cómo los amigos del poder, como el comunicador Edgar Taboada, son protegidos y contratados de manera express o puestos en planilla como «obreros» sin siquiera pisar la obra. Esto es el amiguismo y el despilfarro en su máxima expresión.

Ayacucho no tendrá el gran estadio prometido. Tendrá solo 5 disciplinas deportivas y la amarga herencia de un esqueleto de concreto, una investigación penal y un bochorno internacional por la falta de logística.

La frustración del Perú se basa en que la clase política nos miente, roba y no cumple, y aun así, algunos vuelven a postular o ponen a sus parientes. Mientras el gobernador actual se proyecta al futuro, su hermano, Yuri Oscorima, ya está haciendo campaña por Alianza para el Progreso, para postular a la gobernación.

Si seguimos eligiendo a la misma calaña de autoridades que incumplen, que tienen el sistema de coimas y de amiguismo bajo la manga, el resultado será siempre el mismo. Obras inconclusas, dinero perdido y cero avance para la gente.

El Perú exige un cambio de ciclo con líderes que no solo hablen bonito, sino que demuestren capacidad de gestión, honestidad a prueba de balas y que cumplan lo que prometen. Elegir a la misma gente que nos falló solo garantiza que la corrupción y la mediocridad se queden por más tiempo. Ayacucho es hoy el símbolo de la necesidad de limpiar la política peruana. ¡No más promesas rotas, no más Oscorimas en el poder!

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